Lunes, 20:00 p.m.
A nuestro paso entre los rezagados residentes trianeros, divisamos a un chico, entre la multitud, que vestía con bastante estilo (algo poco común para la zona en la que nos encontrábamos) y tenía unos enormes cascos blancos. Fuimos tras él y le paramos. Al principio se mostró reacio a nuestras preguntas, finalmente, tras varios ruegos, decidió mostrar su mundo interior, del cual estábamos bastante intrigadas.
Nos dijo que esta música le distraía, tenía un fondo que le hacía evadirse de la rutina del día a día en su trabajo de recepcionista en una cadena de hoteles.
Los viernes y sábados noche los pasaba en la discoteca Obbio, por lo que no es de gran sorpresa. Su estilo y la canción que escuchaba en ese momento le definía sin que él mismo supiera que tenía un estereotipo marcado.
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